martes, 23 de noviembre de 2010

God only knows*

Caminaba lentamente por esa playa, no importaba el hecho de que la nieve se mezclara con la arena o que la fría brisa del mar, rompiera contra sus mejillas dejando ligeras marcas que pronto se transformarían en pequeñas cortadas; nada de esto importaba pues a ella le maravillaba la vista, el mar rompía con fuerza contra las rocas que se levantaban de entre montones de arena y todo se mantenía de esta manera, frío.
Escuchó entonces pisadas entre la nieve y la arena, ruidosas pisadas que la hicierón girarse, aún sosteniendo ambos de sus brazos para abrazarse a sí misma, en un intento de darse algo de calor.
La figura que apareció llevaba una gruesa tela entre sus brazos y aunque le hizo sonreír ampliamente pero, también provocó que le dolieran los labios y el carnoso labio inferior comenzó a sangrar ante este repentino movimiento.
La sonrisa rápidamente se desvaneció y se relamío los labios, deshaciendose de la sangre pero sin apartar jamás la vista de la figura.
Esta ahora negaba con la cabeza, su piel se veía palida y algo reseca pero su sonrisa se mantenía hermosa y sincera, como siempre.
"¿Qué se supone que buscas, aquí?" preguntó con su voz profunda y su ceño se poblo de arrugas al hacer esto pero su sonrisa se mantenía intacta.
El chico se detuvó a un paso de ella y con una mirada desaprobatoria le ofreció aquella tela que ella reconoció era su gabardina tejida en color hueso. "Te traje esto, pensé que te sería de utilidad"
Sus ojos se encontrarón y una sonrisa reapareció entre los labios de la chica.
"Gracias" se limitó a responder con voz dulce la chica y estiró sus manos para hacerse de la chamarra.
Con desesperados movimientos se enfundó en la gabardina color hueso, abotonando los únicos tres botones sobre el pecho y acomodandose la gorra que esta incluía.
Al terminar, lo miró de nuevo, estremeciendose ante el cambio de temperatura que se estaba dando en su cuerpo, entonces sus ojos se encontrarón de nuevo.
"Que terca eres y mira, te estas muriendo de frío" dijo a modo de reproche, torciendo el gesto.
Ella le seguía mirando con una sonrisa encantadora, con mirada inocente.
"Bueno,-"
"No puedo dejarte morir de frío, ven" dijo él y sin esperar respuesta la envolvió entre sus brazos con cariño, sosteniendo su cintura para estrecharla contra él mismo con cariño, percibiendo el dulce aroma de su perfume y, ¿acaso esa era su risa?
Y efectivamente, su risa rompía el silencio de las olas como unas campanitas sonando pero, ¿qué brisa las había movido?
"¿Qué es tan gracioso?"
"Nada" mintió ella pasando sus brazos por mi cintura y abrazandose a mi, acercandome más a su cuerpo.

Ambos nos quedamos en silencio por no sé cuanto, pero ni así parecía suficiente pero entonces alguien rompió el silencio.
"No sabes como te extrañe, no sabes como te necesitaba; Daniel, no me vuelvas a dejar."
Y entre la tormenta que empezaba a azotar, el frío parecía tocar todo aquello a su al rededor excepto ellos, ni él frío, ni el agua, ni la tormenta que los rodeaba dejaba su cuerpo a la entemperie porque ambos protegían lo mismo, uno del otro pues ambos sabían, que cargaban con el corazón del otro con fuerza entre sus brazos, ahora mismo que lo sostenían olvidaban el mundo o el mundo los olvidaba a ellos, ¿qué hacer sino después de todo? Eran demasiado pacificos, eran... puros.
Sé lo extraño que suena pero así era, así es la magía entre ambos, más allá de la química era... una parte de todo.
Y esta parte fue un todo cuando el se inclinó y sostuvo la barbilla de la chica, mirando sus ojos oscuros un segundo para cerrar sus ojos y unir sus labios en un perfecto beso.

1 comentario:

  1. Anne...magnifico, simplemente eso (:
    Sin duda, me quede con ganas de mas :')

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