miércoles, 30 de mayo de 2012

Day2. Guilt and surprise. Your walls came down, you knocked 'em down.

-Tengo miedo.
-¿De qué?
- Los días te darán certeza y seguridad pero a mi me la quitarán.
De nuevo nos quedamos en silencio, aquello que se paga como precio.
Arrepentimiento, duda e incertidumbre. Cordura y emoción, ¡Ay, me rompiste el corazón! 
- Yo... espero estar allí, a tiempo; en el momento adecuado. Eso es todo.
Ahora busco tus ojos, tu mirada y tu mano. Los encuentro todos a la vez, y de un apretón, te lo he hecho comprender.

martes, 29 de mayo de 2012

-Stay with me. -Always.

If I were asked, 'Real or Not Real?'
I would doubt and say, Not Real. I think.

Day1. Wondering for how long has that been cooking in the oven.

El cerebro humano tarda tres días en acostumbrarse a lo nuevo. Un lugar nuevo. La novedad. Tres días.
Sobreviví al primero.

No dejo de pensar en ti. Tantas veces que te dije, te comenté lo sencillo que sería que decidieras alejarte de mi vida. Desaparecer de forma más silenciosa me parece imposible, no existe una forma, creo que no.
 El célular simplemente dejará de vibrar, tus mensajes, tus llamadas dejarán de llegar. Ya lo hicieron.
Lo último que quedaba de tu voz, tus palabras a través de un monitor, creo que eso también se ha desvanecido y la velocidad con la que lo ha hecho, me parece impresionante.
¿Qué me queda de ti? Todo me lo quitaste con el tiempo, hasta ahora me doy cuenta. Claro, las cosas no cambian de un día a otro, a veces sí. En estas cosas no.

Tus ojos me dejaron de enseñar tu mundo, tus colores, dejaste de compartir tus ideas, cuando perdí tu número, no te molestaste en decírmelo de nuevo. Y te lo pedí.
Lo más reciente: tu 'perdida de interés'.
Dejaste de preguntar por mi. ¿Esperas que no me duela? Y además, me doy cuenta que todavía me reclamabas si es que yo le restaba valor a lo que me decías.
Ahora quisiera decirte- quisiera pero no me dejas, no me dejo a mi misma.- que .
Lo que dices son palabras huecas y vacías, el problema es que para mi tenían el mismo significado, el mismo peso y la carga de valor.

Hoy me hice un millón de preguntas y se resume a simples ideas.
 ¿Cuándo dejaste de estar cansado de tus días y te empezaste a cansar de mi? O el hecho de que, no hace más una semana o dos, me dijiste 'Siempre'. Quiero evitar el bufido que sale de mis labios de recordarlo pero la vida es una ironía. Yo te dije que eso era mucho tiempo y mira que me enseñaste que tengo razón.
Ya cambiaste de opinión.

Al menos suspiro de alivio, como lo hice al preguntarte que estaba mal, por unos segundos cuando te hundes y consigues nadar a la superficie, una bocanada de aire fresco; Yo juraba que tu serías quien rompería la promesa, aquella de que ambos nos heriríamos uno al otro, donde apostaba mi suerte a que tu me lastimabas primero.
Al menos no he sido yo.
No sé que tanto cambia  las cosas pero intento convencerme que es mucho mejor, incluso si aún cargo el peso de mi culpa sobre mis hombros, un peso que no pretende desaparecer. Creo que eso no me abandonará.

viernes, 25 de mayo de 2012

Una taza de café vacía.


Te miro a través de una mesa cualquiera de cristal del café donde siempre, acomodando mis brazos en el cristal de forma ordenada, como una niña nerviosa que acomoda sus útiles a principio de curso escolar.
Me miras de vuelta, serio al principio y después con esa magnifica sonrisa que tengo ganas de responder pero recuerdo que me haces daño y prefiero no hacerlo. Tu sonrisa desaparece con la resistencia de la mía.

Con un suspiro estiras tu mano a través de la mesa, buscando la mía y en respuesta me alejo, el respaldo de la silla me detiene contra ti.
-¿Sucede algo?- me preguntas y me miras confundido, como si no entendieras de que te hablo.
Te miro mal, con recelo y enojo, con coraje. -¿Acaso estás ciego? Porque tienes que estarlo para no saber qué está mal.
Alejas la mano y te inclinas en tu respaldo, cruzando tus brazos sobre tu pecho con una expresión de aburrimiento.
No puedo si no pensar que eres un poquito idiota.
-¿O es que no te importan mis sentimientos?- pregunto herida de tan solo pensarlo.
-No es eso, es solo que...

Si lo es y al parecer, yo también estoy ciega si tanto me ha tomado descubrirlo.

jueves, 24 de mayo de 2012

Es de esas voces que no se escuchan.

Lo siento tanto, por abandonarte en el olvido y recurrir a ti como último recurso. Sé que eres quien verdaderamente permanece ahí, que lo harás hasta el fin de los tiempos, hasta que deje de quererte. Aquí estoy de nuevo, buscando el consuelo entre letras e ideas que parecen tropezar con otra y otra, formando una red que termina por entretejerse con tal delicadeza y fuerza al final, que no encuentro salida.

Me siento asfixiada y sombría, me siento nuevamente triste y he estado tanto tiempo- o eso parece- en lo alto del barranco que de mirar abajo, he perdido el balance y siento que me caeré al vacío y no espero una caída suave.
No hay nadie abajo, ni al final que me sostenga, solo yo, solo tu, mi diario, mi amor, mis palabras.
-¿Qué te molesta?- me preguntas, estirando tus brazos, hundiendome contra tu pecho, jalando mi cabeza con fuerza hasta hundirme en estos. Ni siquiera me molesta y cierro mis ojos.
-Todo.- respondo con facilidad aunque sin delatar demasiado.
-¿Qué?- preguntas y suspiro aliviada, sabes que quería escuchar esa pregunta para desatar la marea, soltar los cables y dejar que todo se venga abajo.
-Pues, lo primero son mis...-me muerdo el labio, pensando en como decirle.- mis... conocidos. Mi tablón de relaciones, si sabes a que me refiero.- me alejo de tu pecho y me río suavemente, sin mucha gracia.- Es que sé que lo entiendes. Ah, me habían dicho que iríamos juntas. Supongo que en parte es porque tengo tanto tiempo libre que tenía ganas de ir, que es un lugar que me recuerda a mis sueños, además de que no las he mirado desde hacia meses, además de que con ella de vuelta, prometía cercanía. Prometía comodidad. Y no me dijeron al final, fueron sin mi, me olvidaron... y tuvieron el descaro de publicarlo, sin pensar en mi.
Me siento mal de pensar eso porque eso claramente no ha sido de mi, sobre mi... ya entiendes. Era por ella y tenía tantas ganas de escucharla, de verla, de notar como se hace el cambio, como es posible.
Me siento abierta, herida, me siento ignorada como en los días de antes. Descubro que todo aquello que me dijeron, aquello de que 'valía mucho' y que 'no cambiaba con el tiempo y eso era magnifico' son solo palabras huecas- digo esto último con recelo claro en la voz, casi escupiendo las palabras como si me hubieran dado un golpe con tal fuerza en el estómago que me dejaron sangrando por la boca. ¿Cómo se que no lo han hecho?- Claro que ahora entiendo que decían, que era bueno que siguiera siendo ese árbol que ignoran en buenos momentos pero cuando necesitan, se acobijan junto a mi. La misma niñata estúpida que sigue estando con esas 'amigas.'

Hago una pausa sin gusto, respirando con fuerza y conteniendo el aliento porque se me han humedecido los ojos con lágrimas de dolor y de coraje.
Me abrazas de nuevo y me jalas hacia ti, me río con más ganas por tu esfuerzo de alegrarme.
-Ah, no debería importarme tanto, ¿verdad?- me digo a mi misma, permitiendome abrazarla de vuelta, dado que sí, es una chica jóven, mi mejor aliada,  de 19 años. Tiene el cabello largo, ligero y sedoso, ondulado de forma natural en un color castaño avellana.
Luego de unos momentos, me alejo y me quito las lágrimas de la orilla de los ojos.
-¿Eso es todo?
Te miro los ojos y quiero decirte que sí, dado que me siento una llorona pero niego con la cabeza.- Quisiera pero no.
-Cuéntame.- me dices sin abrazarme, acariciandome el cabello con delicadeza.
- He tenido esta conversación con otra de mis amigas, sobre el hecho de que me incomodan sus amigos. No se lo he dicho, ni planeo hacerlo, ni por asomo. Se lo he comentado pero no dejo de pensar que ella me diría...
'Jamás te han gustado mis amigos'
'Bueno.-'
 'Quizá yo también criticaría a tus amigos, si tuvieras alguno más que yo.'
Levantas las cejas tan sorprendida como yo y asiento.- No lo ha dicho, no creo que lo diría realmente, ella... no podría decir algo que lastime a alguien pero ya ves que yo puedo por ambas. Me lastimo de pensarlo y de tan real que me parece.
-No puedes saber lo que ella piensa.
-Bueno, supongo que no pero... no sé. Ah, hay otra cosa. Él.- suspiro profundamente y pongo una mueca.- Ya ni sé... Me esmero tanto en creer cosas... como el que me he contenido por él. No sé a que punto eso sea cierto, supongo que alguna parte debe serlo. Igual hubiera hecho las cosas de la misma manera... creo. No sé. Y me siento estúpida de nuevo, ¿siempre se reduce a eso?- pregunto mirandote esperanzada de una respuesta diferente a SI. Niegas con la cabeza y sonrío débil.- No sé que tanto valga la pena. Sé que está enamorado de Monterrat,- digo entre dientes.- y que salen juntos y... eso.
Hay tanto que nos separa, ¿qué nos une? ¿qué gano de todo esto? No es que sea egoísta, aunque sí lo soy pero él ha ído, ha recorrido caminos más largos y yo ni he dado pasitos. Ni eso. ¿Qué gano? He empezado a pensar que quizá aquello me esté deteniendo. No me ayuda, solo... me detiene y a él no. Dice que lo hace y no pretendo, ni quiero desconfiar de lo que dice pero... sé que tengo la razón. No lo detengo.
 Además de que no parece interesado, no como antes.
Me sienta mal eso, me siento... despreciada. No debería, ni debería soñar que él me enseñará a caminar. No sé si quiero que lo haga.-

Ahora verdaderamente bajo la cabeza y me giro, mirando la pared porque mis ojos se han humedecido por completo y he empezado a sollozar. Oh dios, me vengo en pedazos. 
- Quiero cambiar todo eso pero no sé como. No sé donde empezar ni estoy segura de querer dejar todo eso. A él en especial, que las primeras me dejan a mi.
Objetos de segunda.