viernes, 18 de febrero de 2011

Will I ever give the right message?

Lo siento, lo siento tanto. Por todo lo que me he estado perdiendo, por haberme dejado llevar.
Estaba sentada en la arena, disfrutando de la hermosa vista de la marea,sentía la dulce espuma acariciarme los dedos y retirarse, hasta que miré por el rabillo del ojo a este chico, que me miraba igualmente y día tras día simplemente esa era nuestra rutina, caminaba hasta mi lugar en la arena y me sentaba, a mirarnos en la distancia.
Dejabamos que las palabras que ninguno decía volaran en el aire y de alguna manera, nos involucraban, creaban un canal por el cual nos comunicabamos, hasta que cada día dabamos un paso más hasta estar cerca del otro, sentados uno al lado del otro, hasta que solamente quedaba un paso que dar.
Y alguien se sentó entre nosotros.
Entonces la rutina se volvía incómoda, era molesta, al menos de mi parte. Dejé de voltear a mirarlos, cuando comprendí que ella se había ganado mi lugar en menos tiempo.
Dolía, dolía de alguna manera, sobre todo cuando miraba al frente, perdida con la vista en el horizonte y por el rabillo del ojo te veía, tan cerca que casí podía tocarte, tan cerca que era incluso doloroso el pensamiento de tenerte tan cerca y no poder... tocarte.
Aunque jamás lo hice, mis manos deseaban hacerlo con tanta fuerza que incluso sentía las líneas de tu piel bajo la yema de mis dedos.
No he comprendido, jamás lo hecho pero cada mañana aplazaba mi llegada a la playa.
Me perdí a mi misma en todas las preguntas que tenía, en el plan que hacía en una materia que simplemente no entendía, parecía otro idioma, aún cuando he practicado esa clase de lenguaje con otros, anteriormente.
En tus labios era diferente y me sentía confundida, sin maestro, sin tutor. Seguro era una materia que no podría pasar.
No recuerdo a que hora llegaba, ni siquiera he sentido cuando la arena se atoró entre mis dedos de los pies, o como se ha quemado mi piel contra el sol, ¿cuánto tiempo he estado en el sol? ¿hasta que hora?
No recuerdo las semanas pasadas, ni siquiera recuerdo, ¿ha sido una o dos, o un mes?
Había olvidado lo que era sentir, porque deseaba sentirte y cada que tus labios besaban los suyos, aparecían un millón de maneras y todas eran para que fueran mis labios los que sintieran los tuyos.
Y entonces alguien me levantó entre sus brazos, me apretó la cintura contra su pecho con tanta fuerza que me obligó a sentir, me beso la mejilla y refresco mi nariz con una nueva fragancia.
Y me sentí confundida cuando sentí de nuevo, aunque era una sensación que parecía sentirse diferente al experimentarse contigo... con él.
Me siento culpable, peor porque el destino me ha jugado malas partidas, terrible porque estoy traicionando una parte de mi, una parte que no es mía.
Pero me encantó sentir, de nuevo, una vez más. Como al comienzo.
Camino lento, a trompicones, no sé como debo mantenerme en esta línea tan fina, ni siquiera cuando sostienes mi mano, quisiera que me guiáras por el camino pero justo cuando creí que entendía las reglas de este lugar, aparecí frente a ambos con una mentira.
El aire es demasiado fresco y por primera vez me fijo en la eternidad del borde de la playa, aunque sonrió estando en compañia de una nueva amistad.
Y no estaba en mis planes que me encontraran en planos tan amigables, aunque no sé que han entendido.
Estoy molesta, frustada. Parezco incapáz de darles una señal certera, será porque las líneas se han pintado en el suelo, y la última vez que miré han sido más de cuatro y sé que un par más han de ser agregadas.
No sé como se supone que debo actuar, no me comprendo, ni entiendo sus miradas. Podía leer un libro, tu rostro siempre me había parecido como un libro abierto, conociendo las bases, te das ideas de las oraciones pero, ¿cómo puedo leer tantos libros a la vez?
Sobre todo, cuando la pluma esta pendiente del cuaderno que reposa sobre mis piernas, aún con el obvio recuerdo de mís días bajo el sol, y con la fresca fragancia de un camino nuevo.
Nuevas direcciones.
Entonces espero, no pido que pueda conseguir las cosas a mi manera, parezco incapáz de pedir las cosas de manera adecuada, pero espero, que esa luz que hayan visto en mi mirada, sea lo suficiente como para que me den tiempo, tiempo de entender en que costa este camino y que una vez segura, me dejen caminar y perderme en el frondoso bosque que acompaña ese hermoso camino.
Si me acompañan, prometo no volver a la orilla hasta que esté cansada de andar.
Por que en esta ocasión me daré el lujo de sentir, de no perderme ni un solo detalle.

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