domingo, 9 de enero de 2011

First day of my life.

Estaba sentada sobre el borde de la cama, él, claro, miraba al frente dejandome una vista de perfil.
Parecía tremendamente entretenido, la escena me recordaba a un infante frente a una nueva película, admirando la novedad mientras su rostro dejaba ver los sentimientos que la película le transmitía.

Sonreí sin darme cuenta, estaba cerca suyo -era una cama individual- y cada expresión quedaba a mi alcancé.
Me mordí el labio conteniendo una sonrisa mientras lo miraba, su oscuro cabello despeinado estaba en lo alto de su cabeza, cubriendo parcialmente su frente que seguía hasta sus cejas que cubrían una cortina poblada de pestañas perfectamente oscuras & rectas.
Seguían sus ojos pero, me encantaba dejar lo mejor para el final.
Así que seguí mi mirada por sus mejillas, primero sus pomulos hasta alcanzar sus mejillas, la marca de su barbilla y resaltando de perfil, estaban sus labios.
Mis labios se partieron acto reflejo, olvidando la sonrisa y dejandola dentro de mi misma, sabía, lo sentía en mi interior, esa cálidez que me provocaba su dulce compañia y mis labios sintieron la memoria de los suyos, como si estuvieran tatuados sobre los míos.
Y no lo dudaba, incluso de mirarlo me quedé instantaneamente sin aliento, aliento que recobré y salió rozando mis labios.
Sonreí de nuevo, esas sensaciones eran las que me hacían perder la razón, esas maravillosas mariposas, la carencia de aliento, incluso el hecho de que parecía que todos mis pensamientos desaparecían dejando una sola imagen.
A él. Tan hermoso, tan... irreal, frente mío.
Y la vista que tenía desapareció, con una sonrisa se giró a mirarme y su mano rápidamente acudió a mi mejilla.
Había alguien más en la habitación, un familiar suyo del cual parecía querer apartarme, apartarnos.
Se acercó a mi, con una sonrisa en sus ojos para mirar fijamente los míos, sus ojos parecían dulce miel fresca, derretida en mi encuentro. Lo tenía demasiado cerca, sabía que lo hacía a proposito y yo simplemente lo miraba fascinada.
"¿Puedes dejar de mirarme?" preguntó en un murmuro inaudible para otro que no fuera yo y, las palabras se agitaron en el aire al rededor de nosotros, tan solo para que sus palabras se dispersaran y su aliento rozara mis labios.
No respondí, mis labios se cerrarón codiciando su dulce aliento, sus labios y formando una sonrisa.
"No... no estaba haciendo-"
Se rió levemente, sabía bien que me había estado mirando pero no era mi culpa, me encantaba simplemente la manera en que... bueno, era él. ¿Esperaban algo diferente?
"Claro que no" dijo con sarcasmo pero con una sonrisa mientras al parecer, entendía mis deseos y su mano sobre mi rostro acariciaba dulcemente mi mejilla con la punta de sus dedos, en respuesta, mi mejilla tembló con un hormigueo que dejaba su tacto y sus parpados cubrieron sus ojos, como debía ser.
Yo misma lo hice, en espera del momento en que sus labios tocaran los míos, una vez más.

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