domingo, 19 de septiembre de 2010

Don't be afraid to, Change.

Creo que a todos nos pasa... no, estoy segura de que a todos nos pasa.
Todos de vez en cuando perdemos la inspiración, al razón... el color y se torna todo extremadamente nublado y gris y aunque lo nieges, a todos nos afecta el color.

Y hoy lo examiné y lo descubrí. Hay dos personas que han afectado terrible y masivamente mi vida; no, no se emocionen y vayan con el cliché "sus padres" porque no son ellos. Claro, no les quito el merito, han sido estupendos pero me refería a aquellos que tienen la opción de no quererme, de no conocerme... a esos que vienen de afuera.
Y en mi vida, en mi caso, ha habido dos.
¿A cúal conocí primero? Aunqué recuerdo perfectamente la fecha en que conocí a ambos (con 3 días de diferencía, por cierto) creo que el segundo me conoció mucho más rapido que el primero.
¿Se confunden?
Llamemos William al segundo, sí, me río ante mis memorias, sin embargo ese nombre le pondremos y al primero... que les parece ¿Nicholas?
Excelente.
Ahora dejenme explicarles.

La mente y el corazón como sistemas, trabajan juntos; puedes tener un derrame cerebral y un corazón que laté y entonces no morirías, seguirías viviendo... o vegetando, no divagen, dejenme seguir.
En cambio si el corazón deja de latir ritmicamente en tu pecho, todas las funciones del cuerpo dejarán de servir, sera como presionar el botón de "off" del cuerpo y entonces, morirás.
Y en mi caso, es exactamente lo mismo.
William es nada más y nada menos que mi masa gris, se ha convertido en el cerebro de la ecuación (enserio, practicamente lo ha hecho). Will me ha hecho pulir mis metas, mis deseos... conocerlo me hizo notar lo que yo no veía en mi misma, el lo saco con delicadeza de mi interior, atesorandolo entre sus manos y cuando fue el momento adecuado, me lo entregó. Me sorprendió ante la hermosura de cosa que sostenía entre sus manos, claramente le había dedicado demasiado tiempo, lo había cuidado y me sorprendió aun más al decirme que todo aquello, era mío.
¿Acaso era eso posible? Yo... ¿yo había hecho aquello?
Eso era totalmente imposible.
El me miró con su sonrisa, amable y cálida, demasiado intima para el lazo que compartiamos aunque ya ambos habíamos roto ese contrato así que no me importaba en lo más mínimo.
Con paciencia, me mostro cada cosa que había, era algo así como un pequeño libro que era a su vez una caja... su forma es dificil de explicar.
Me mantuvo sorprendida y maravillada, era algo que habíamos hecho juntos, algo que compartiamos y algo que juré jamás olvidaría y hasta la fecha, aun mantengo ese libro en las mismas condiciones, sin olvidar ni un sólo detalle de cada segundo que le dedicó.
No sé si lo han hecho pero, ¿ahora comprenden?

Y luego, esta Nicholas.
Nicholas es algo así como una marea, te relajas y te hunde con delicadeza hasta el borde, te adentra en el mar, te acaricía con cuidado, con esmero y rozá delicadamente tu piel, buscando y encontrando, conocé cada centimetro de tu ser.
Tienes miedo claro, al estar entre la playa y el mar, temes no poder volver atras pero después, por estar ahogándote al intentar mantenerte sobre las olas, nadas mar adentro.
Y ahí todo es una maravilla.
El cielo es azul, el agua es cálida por el reflejo del sol, la vista... la vista no se diga; si hay pinturas hermosas en el Louvre de París, nada se compara, nada se le acerca a aquella vista. Es hermosa, intensa... apasionante.
Se convierte en la flama de tu ser con cada día que pasa y aunque estes horas y horas en el mismo punto, siempre descubres algo diferente y el mar, nunca te tiene miedo sino afecto, cariño... te toca por horas, te sostiene, te hace ligera, te refresca y puede hacerlo por cuanto tiempo deseés, incluso cuando va en contra suya, cuando quieres; te deja regresar.
Toma tiempo conocerlo pero con paciencia, no debes mirar las olas al venir, yo lo hice varias veces y creo que aún lo hago, y tengo miedo ante la magnitud con la que se acercan hasta que finalmente, chocan con cariño contra tu piel.
Claro, es imposible esconder cosas del mar, todo lo investiga, cada rincón de tu cuerpo se lo memoriza y lo niega después, y aunque no lo hiciera, te relaja tanto que deseas tu misma contarle las cosas.
Me ha sostenido tan firmemente, me ha cargado, me ha mostrado cosas hermosas y aun así a veces me salgo del mar, me alejó de su marea y me pierdo en el suelo firme y hay veces que me niego a regresar... pero es inevitable.
Me alejó, me recuesto en la arena, cubierta entre las sombras y en mi lecho duermo y ahí estas, con tus suaves sonidos, luego con tus suaves caricias... te has vuelto el corazón de mi cuerpo y aquellos días que no puedes hacer nada más que mirar la marea subir y bajar, te extraño, dejas un enorme hueco vacío en mi interior  y cuando encuentro algún objeto que alguien olvido en la marea, me enfado y sin más, me retiro de nuevo.
Odio ser torpe pero el corazón no puede evitar notar algunas cosas, pero mi cerebro no funciona como debe en tus ausencias, y a veces incluso en tu presencia.
Claro, tengo mis metas bien claras y deseos de cumplirlas pero eres mi pasión, eres mi musa de alguna extraña manera, eres... ¿qué no eres?
Además de que eres demasiado bueno y aun así al escribir esto, mi garganta arde en llamas con el dolor de esa pajilla de madera que no baja de mi garganta, en estos momentos, la sal del mar paso por mi garganta y me ha picado el paladar, se que no lo haces a proposito, pero por torpe he abierto demasiado la boca.
Dios mío, que líos me haces hacer... simplemente quiero que entiendas que eres el corazón de mi sistema, aun cuando William me hizo notar las cosas bellas que puedo hacer, sin tu inspiración, no hay mucho de lo que hoy tengo.
Eres la escencia de mi ser.
El corazón de mi sistema...
No puedo evitarlo, me has enamorado, me fascinas y en toda tu amplitud... te amo.

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