martes, 10 de agosto de 2010

And you´re punishing me... because?

Me senté finalmente, alegre de poder conocer a alguien en este nuevo mundo.

Seguían entrando y pasando, llegaban y subían, de la nada, entro una chica y mis ojos se abrieron como platos e incluso mi mandíbula casi cae al piso, mis ojos debían estar mintiendo, eso no era posible... no, era más bien imposible. Había una chica en la puerta, pero no era una chica como cualquiera, si no.. era idéntica a ella, lo sabía, era... la clase de chica que el amaba.

Me dolía pensar en eso pero por alguna razón mis ojos no se podían despegar de ella.

Era hermosa, una diosa misma en la tierra, era la mujer perfecta, la mujer que todos... o al menos yo hubiéramos deseado ser. Era alta, no mucho pero si más que yo al menos, era demasiado delgada pero esto no le quitaba nada de cuerpo, seguía manteniéndose con aquella delgada cintura y su cabello era largo y castaño, como una cascada pues al final tenía un remolino que lo acomoda en perfectas ondas.
Su piel se veía suave y era pálida, tez pálida... cabello negro, alta, delgada ¿qué falta? oh, claro.
 
Era hermosa.
Aparté mis ojos de ella pero en mi memoria tenía cada una de sus facciones, su barbilla puntiaguda pero redonda en el mentón, sus labios eran delgados, eran el detalle justo de ese rostro.
Mordí mi labio con fuerza mirando a detalle el patrón de la mesa de madera sobre la cual mis brazos estaban recargados y hundía mis dedos sobre mi cabello, despeinándolo en un insuficiente intento de controlarme. Parpadeé pero cuando mis ojos se cerraron, una imagen apareció al abrirlos.
Conocía demasiado bien ese cabello castaño oscuro despeinado o aquellos hombros cuadrados o esa sonrisa ideal a la medida con esos ojos miel que estaban fijos sobre mi rostro, sonreí, me estaba mirando. Y moví mis ojos hacía la puerta, de nuevo aquella hermosura de mujer estaba en la puerta y yo tuve la misma reacción pero mis ojos rápidamente volaron hacia el compañero que se sentaba a mi lado, desesperados y deseando no encontrar la expresión que encontré. Sus labios a la medida se habían separado un poco, dejando entreabiertos sus labios ante la fuerza con la que su mandíbula había rodado al suelo por así decirlo, sus ojos miel ardieron en deseo en un segundo, sin poder controlar su expresión y me quedé sin aire ante esa expresión, sacándolo en un suspiro por lo bajo y al hacerlo, fue como haberme quedado hueca por dentro o haber sacado mi estomago pues sentí un espacio tremendo, un hoyo vacio en mi interior y... dolió.

Mordí mi labio con tanta fuerza ante aquel dolor que me hizo darme cuenta de que eso no estaba sucediendo, me había quedado con la mirada perdida, viendo a la nada repitiendo aquella imagen en mi cabeza y mi corazón perdió frecuentemente ciertos latidos de corazón al hacerlo.

Mis ojos se movieron y buscaron ese rostro tan hermoso que me causaba conflictos desde este primer día, es que era idéntica, era hermosa, era bellísima. No podía decir que eran celos, ¿Celos de qué? Era hermosa, sin duda y eso, no era yo, ni lo sería, no me molestaba pero sentí la extraña necesidad de presentársela, aun cuando me doliera más que una eternidad en el infierno, más que mil kilos sobre mi cuerpo, más que ahogarme en lo profundo del océano.

Lo amaba, no sé como lo amaba tanto pero sabía que él se habría enamorado de ella en cuestión de segundos, tan solo con haberle dedicado una mirada, incluso yo misma lo hubiera hecho de compartir sus gustos. ¿Qué demonios me sucedía? Yo lo amaba, lo amaba muchísimo y si así era entonces, ¿Por qué quería que él la conociera tan fervientemente? Sabía, estaba 100% segura de que en el momento en que se conocieran, no tendría posibilidades, olvidaría si quiera cuanto lo amaba y no lo recordaría dentro de un tiempo.Sentí una fuerte punzada en el corazón, como si me hubieran apuñalado o buscado en mi interior y sacado mi corazón, solamente después de haberlo lastimado lo suficiente como para haberlo dejado inservible en ambas partes, dentro y fuera.

Y entonces otra idea cruzo mi mente. 1* Yo lo amaba demasiado y me consideraba demasiado inservible a su lado, no lo merecía. El merecía lo que deseaba, alguien perfecta, hermosa y hecha a la medida. Alguien menos seria que yo misma, más alegre, alguien que sepa decir lo correcto... no que sea torpe, jugetona y terca como yo misma lo era.
Demonios, estaba totalmente perdida.

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