domingo, 15 de mayo de 2011

Until your lips bleed.

Felicidades.
Honestamente no sé ni siquiera que debería escribir al respecto, tan solo quiero hacerlo.
Quiero recordarme a mi misma que un año no marca una eternidad, que un año no me encarcela en el olvido.
Yo no te he olvidado... ¿acaso tú sí?
No sé cuantas veces he pensado que lo hacías. Me he... no, me han atormentado, me han hecho pensar que fue producto de mi imaginación.
Te confieso que en mi última visita, mientras miraba el edificio color durazno y la enorme puerta azul, me sentía diminuta, me sentía extraña... solo podía pensar y preguntarme: ¿qué diablos hacía allí?
Visitaba. Visitaba a dos personas que quiero demasiado.
Eso fue suficiente para hacerme armarme de valor y convertirme en el intruso de aquella propiedad.
Pero no fue solo una sonrisa de tu parte la que me hizo sentirme bienvenida, si no que fue ese algo en tu mirada...
Siento que te preguntabas lo mismo que yo, cuando me mirabas de reojo o fijamente a los ojos, con incredulidad marcada en tus ojos, ni siquiera escondida, ni camuflajeada.
Estaba ahí, presente. La sentía.
Tus ojos castaños me miraban y me preguntaban.
¿Acaso te has olvidado de... nosotros?
Ni siquiera sé si es la palabra adecuada, fuimos un secreto, una mentira entre tanta gente... pasamos desapercibidos.
Pero no, no me he olvidado de 'nosotros'.
Me parece una ilusión, un sueño, una fantasia.
Tal vez no es muy sano decirlo de esa manera, pero no espero que nadie comprenda. Me gustaría que lo hicieran, pero, no tiene sentido.
Ni siquiera para nosotros.
Solo sé que eso, esa amistad que tuvimos, esa amistad que de alguna manera es amor... solo sé que eso, entre otras cosas, fue mi salvación.
De ninguna otra manera habría podido levantarme, me habían azotado contra las rocas, hundido en la perdición.
Así que sí, te quiero.
A ti, a tu recuerdo, a nuestra memoria.
Jamás serán sillas vacias, no del todo, no por completo... al menos ayer no lo eran, ni hoy... seguramente, mañana tampoco.

1 comentario: